lunes, 15 de noviembre de 2010

Los nueve paradores de turismo ubicados en la ruta Vía de la Plata recuperan la herencia culinaria de la Roma Imperial gracias a las Jornadas Gastronómicas `Ruta Vía de la Plata´



Los paradores de Gijón, León, Benavente, Zamora, Salamanca, Plasencia, Mérida, Zafra y Carmona ofrecerán un menú que sigue las guías de la cocina romana de los siglos I y II d.C.

Podrá degustarse del 11 de noviembre al 12 de diciembre por un precio que oscilará entre los 18 y los 28 euros.

La Ruta Vía de la Plata es uno de los itinerarios más conocidos y llamativos de nuestro país por su historia, belleza natural y riqueza monumental. Además de conocer a fondo todos sus rincones por medio de sus joyas arquitectónicas o sus edificios emblemáticos, la Ruta Vía de la Plata ofrece al viajero otros muchos recursos para descubrirla en todo su esplendor.

Paradores de Turismo ha querido contribuir a difundir todos los secretos de esta antigua vía de comunicación romana a través de otro de sus grandes legados: la gastronomía. Los nueve paradores que se ubican en la famosa ruta, participarán del 11 de noviembre al 12 de diciembre en unas jornadas gastronómicas que pondrán a disposición de los clientes las delicias culinarias con más tradición de cada zona a precios que oscilan entre los 18 y los 28 euros.

Serán los establecimientos situados en Gijón, León, Benavente (Zamora), Zamora, Salamanca, Plasencia (Cáceres), Mérida y Zafra (Badajoz); y Carmona (Sevilla) los que recuperen esta herencia culinaria.
 La historia cuenta que en la época dorada de su gastronomía, en los siglos I y II d.C., los romanos comían tres veces al día. Primero tomaban el jentaculum, un frugal refrigerio a primera hora de la mañana (un vaso de agua, algunas olivas, un trozo de queso); luego el prandium, un tentempié apresurado en la calle, en una tienda de alimentos preparados o en casa a mediodía; y más tarde realizaban la comida por excelencia, la vesperna o coena, que podía durar horas. Esta es la comida que Paradores recupera ahora con sus jornadas gastronómicas.

Cada Parador ofrecerá en todos los servicios de almuerzo y cena un entrante denominado ‘Gustatio’, cuya oferta abarca desde los Garbanzos Tostados hasta los Huevos con Piñones Remojados, pasando por los Rábanos con Salsa de Pimienta, el caviar de olivas (Epityrum) o las Calabazas Fritas, entre otros. Todo ello regado por una copa de ‘Mulsum’ (vino o mosto con miel) muy apreciado por los romanos.

A continuación, cada uno de los nueve establecimientos ofrecerá la posibilidad de degustar un primer plato denominado ‘Prima Mensa’ indicado en la carta y recuperado del libro ‘Apicius’ sobre gastronomía en la antigua Roma Imperial.

Quienes visiten Plasencia, por ejemplo, degustarán Cardos Macerados con Vinagre Miel y Cominos; mientras que los que se acerquen a Carmona comerán Ensalada de Sémola de Trigo con Malvas y Mojama. Asimismo, la carta de Salamanca ofrecerá Puls de Calabazas a la Alejandrina; la de Gijón, Bonito con Dátiles y Menta; la de Mérida, Pátina de Albóndigas de Tursio; y la de León, Pulpo envuelto en Hojas de Col al Garum de Escombreras. En el parador de Benavente se degustará Pollo Frontoniano mientras que en Zafra se ofrecerá Pierna de Jabalí asada al estilo de Terencio y en Zamora, Cordero asado con Ajedrea y Prunus Persica.

La guinda de la ‘Vesperna’ romana la pondrán, en todos los paradores, el Pan Remojado con Leche y Miel, los Dátiles rellenos de Nueces y Fritos, y las Uvas Moscatel y Melón de las Galias.

Inicialmente los romanos se alimentaban de gachas, legumbres y verduras hervidas, puesto que sus leyes prohibían el sacrificio de gallinas para su consumo. El contacto con los etruscos primero, y con los griegos después, les dio la posibilidad de introducir en su abanico gastronómico productos de todo el mundo como pescados, ostras, pavos reales y flamencos, dátiles, limones... Todas ellas materias primas que dieron lugar al nuevo arte de la cocina y la figura del cocinero.

Riqueza en todos los sentidos:
Ya desde la antigüedad más remota existía una ruta que, utilizando un corredor natural que articulaba el occidente de la Península Ibérica, permitía comerciar al pueblo tartesio con el norte de la meseta en el siglo VII a. de C. Fue esta ruta la que utilizaron las tropas romanas para avanzar hacia el norte.

En época del emperador Augusto y sobre todo durante los reinados de los emperadores Trajano y Adriano, ya se configura como una calzada romana que en sus inicios unía Emerita Augusta (Mérida) con Asturica Augusta (Astorga), y que continuaba por la “XXIII, Iter ab Hostio Emeritam Uxue Fluminis Anae” hasta Sevilla por el sur, y hasta Gijón por el norte a través de La Vía Carisa, calzada romana impulsada por el general Publio Carisio, cuyo objeto era unir los asentamientos militares de tierras leonesas con el mar Cantábrico. La primitiva calzada, y sus prolongaciones naturales crearon una gran ruta de comunicación que unía la cornisa cantábrica con las tierras del Sur de Hispania.

Por ella circularon mercancías, tropas, comerciantes y viajeros, en un continuo tránsito que favoreció la difusión de la cultura romana, su lengua y modos de vida, a la vez que facilitaba el control del territorio que necesitaba la administración del Imperio Romano.

Esta ruta se siguió usando a lo largo de los siglos, tanto por árabes como por cristianos durante la Edad Media, para continuar después desempeñando un importante papel en la red de comunicaciones de la Península Ibérica. La riqueza del pasado histórico de la Ruta de la Plata, cuyo nombre deriva delárabe balat, "camino empedrado", se pone de manifiesto en los innumerables vestigios que jalonan su recorrido, que ofrece uno de los conjuntos más interesantes de nuestro Patrimonio histórico.

A lo largo de su recorrido, el trayecto ofrece al viajero la posibilidad de conocer el pasado de distintas localidades gracias a joyas arquitectónicas como el palacio episcopal de Astorga, el teatro romano de Mérida o la catedral de Zamora. Incluso muchas de ellas poseen edificios emblemáticos hoy convertidos en Paradores de Turismo como Zamora, con el Palacio de los Condes de Alba y Aliste; Plasencia, con el antiguo convento de Santo Domingo o León, con su Hostal de San Marcos.

En la actualidad la Red de Cooperación de Ciudades en la Ruta de la Plata, con quien Paradores ha firmado un Convenio de Colaboración para llevar a cabo acciones como estas Jornadas Gastronómicas, se dedica a la promoción turística de este importante itinerario.

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